Sin título
Bajo la alargada sombra de Pollock trabajó su esposa Lee Krasner, que no pasó como él a la historia pese a su asombrosa calidad.
Mujer, esposa de Jackson Pollock y pionera del expresionismo abstracto norteamericano cuando el movimiento era algo de otro planeta.
Con esos tres factores en contra, Lee Krasner no pudo pasar a la historia como se merecía: una de las mejores artistas de la historia de su país.
De talento inigualable, ya su profesor Hans Hofmann dijo de ella una frase que habla por sí sola: «es tan buena que nunca dirías que ha sido pintada por una mujer». Después, casada con Pollock, dejo de lado su carrera entendiendo que su deber era cuidar e impulsar la de su alcohólico e infiel marido.
Así, su desarrollo artístico se encontró continuamente con numerosos obstáculos.
Ahí tenemos entonces a Pollock, encumbrado como el gran genio, y a Lee, que pintaba ocasionalmente (suponemos que para no volverse loca en la granja-taller de East Hampton) cuadros como este.
En él vemos la influencia de su marido (¿o es al revés…?), pero mucho más ordenada. Caracteres geométricos que evolucionan intuitivamente por el lienzo y al final componen una especie de rejilla dinámica de formas con múltiples capas de pintura, una danza rítmica de símbolos jeroglíficos.
Los elementos caligráficos de «Untitled» pueden venir de la educación judía de Krasner que su subconsciente atesoró desde la infancia para plasmarlos automáticamente con pintura, dándole al cuadro una infinita variedad de significados e interpretaciones.