Gato en un cojín amarillo
Al pintor de los animales le gustaban especialmente los gatos.
Al creador de Der Blaue Reiter (El jinete azul) le gustaba pintar animales, sobre todo si estaban en posturas relajadas, en actitudes naturales.
Y uno de sus animales preferidos para pintar eran sin duda los gatos. Realizó varias obras sobre felinos durmiendo, lavándose u observando algo, y todas ellas destacan por el uso de colores primarios, simples, pero que transmiten profundas emociones, y unos trazos sencillos pero poderosos que describen a la perfección las maneras aristocráticas de los gatos.
Un Felis Silvestris Catus es un ser mágico que camina con la misma elegancia por salones de palacio que por oscuros callejones, una criatura que fascinó a los artistas desde los albores de la humanidad. Violento o manso, siempre sensual, siempre con algo en la mente, Franz Marc sabía muy bien que estos animales eran una monada.
Así que los gatos, junto a otros muchos animales (caballos, zorros, perros…) fueron los protagonistas exclusivos de la obra de Marc. El mundo animal era su inspiración. El humano, por el contrario, le parecía un ser despreciable que no era digno de retratarse en una obra de arte.
De hecho el artista acabaría sus días con 36 años en una de las creaciones más lamentables de los humanos: la I guerra mundial.