
La vaca amarilla
Rubia alemana.
La especialidad de Franz Marc eran los animales, para él mucho mejores que las personas: perros, gatos, vacas como esta, y por supuesto caballos. No en vano era de los miembros más destacados del grupo expresionista «El jinete azul», y pintó caballos azules por doquier. Como expresionista —y sobre todo experimentador— que era, le gustaba cambiar de color a sus animales. ¿Por qué no…?
Como esta vaca super-amarilla que salta feliz. Al menos yo la veo feliz, no sé vosotros. Desde luego conociendo al animalista Franz Marc, que le gustaba pintar siempre a sus animales gozando de libertad y disfrutando de la naturaleza, es la sensación que da.
Además Marc estaba pasando una etapa muy feliz. Cuando pintó esto se acababa de casar con su segunda esposa, Maria Franck, y estaba radiante. La Guerra Mundial —donde perdería la vida con 36 años— aún estaba lejos.
Marc usa esos colores casi estroboscópicos, que para él, como para su colega de grupo Kandinsky, tenían sus simbolismos. Para él, el azul era «masculino y espiritual», y el amarillo «femenino y alegre». Por eso, hay gente muy lista y erudita que dice que la vaca amarilla podría ser una representación de Maria y las montañas azules serían un autorretrato simbólico de Marc.