Hombre con periódico
Interior estereoscópico.
Magritte repite la misma imagen cuatro veces en cuatro viñetas casi idénticas, excepto en la primera de todas, en la que aparece el señor leyendo el periódico del título. Por cierto, el pintor hace aquí una excepción y busca un título bastante concreto —por no decir vulgar— en comparación con los enigmáticos títulos del resto de su producción.
En todas las viñetas estamos en un interior con dos sillas y una mesa, una estufa, un sombrero y un cuadro en la pared y el jarrón en la ventana que da al jardín. Uno de esos agradables interiores burgueses belgas que reproducía Magritte. Tan agradables que hay gato encerrado. Demasiado misterio…
Si nos fijamos, las diferencias entre las viñetas son mínimas, pero las hay. Un mueble que se desplaza un milímetro, una mancha donde no la había, brillos y sombras en distintas posiciones, ligeros cambios de perspectiva… Magritte perturba con la repetición, desasosiega con la multiplicación.
Podemos leer esta cuádruple imagen a modo de cómic, estilo narrativo (y nos encontraremos con más misterio) o podemos verlo como un todo, o como instantáneas de un multiverso, o como ilustración de las mecánicas cuánticas, principios de incertidumbre y demás magia —o ciencia que aún no se entiende— creada por todo tipo de científicos locos que nada tenían que envidiar en cuanto a creatividad al más vanguardista de los pintores en esos surrealistas años 20.
Además, al visualizar cuatro veces la misma imagen se produce una especie de extraño efecto estereoscópico, una especie de mareo tridimensional que no sabemos hasta qué punto era intención del artista.