Huésped no invitado o La visita de la Muerte

Menzel fue, sin duda, un tipo peculiar. Su incansable actividad artística quedó plasmada no sólo en sus grandes pinturas históricas (muchas relacionadas con la vida del monarca prusiano Federico II el Grande) y en sus numerosos lienzos de menor tamaño, sino también en sus infinitos bocetos, estudios y dibujos, que suponen una auténtica mina de oro a la hora de entender a este artista. Siempre bien equipado con cuadernos y lápices, Menzel no entendía la vida sin su trabajo y desenfundaba su destreza artística en cuanto algo captaba su atención.

Estas dos viñetas dan fé de que en la laboriosidad que caracterizó al artista breslavo también había hueco para el humor. La primera muestra la llegada de la muerte, que, modales por delante y arreglada para la ocasión, se prepara en el rellano para ejecutar su cometido. Portando sombrero de copa y enfundada en un opulento abrigo negro, se presenta llamando al timbre mientras se quita ya los zapatos para pasar al interior de la vivienda. Menzel pasa aquí de las representaciones comunes de memento mori y parece tomarse con cierta ironía la imposibilidad de escapar del fatal destino que nos depara a todos.

Sin embargo, es en la segunda imagen en la que el artista ofrece una burla abierta a la muerte. En una huída precipitada por la ventana del rellano, la parca sale por patas, dejando atrás sus preciadas prendas de vestir. Huérfana de su elegancia, la vemos escapar de las botellas lanzadas a modo de disuasión desde el interior de la vivienda. El subtítulo «perfecto» indica que esta imagen es la continuación de la primera, marcada como «pluscuamperfecto», por lo que Menzel sugiere que, a veces, quizás sí exista una posibilidad de escapatoria ante el acecho de la muerte.

La segunda inscripción de esta segunda imagen, que reza «siempre estos defensores etc.», incluso alude a que ahuyentar a la muerte es algo que está en nuestras propias manos. Sea como fuere, está claro que, al menos aquí, tendrá que llamar dos veces.