La fundición
Los cíclopes modernos trabajando.
Los cíclopes eran los ayudantes en la fragua del dios Hefesto. Durante el siglo XIX y el auge de la Revolución Industrial, proliferaron fundiciones como esta, que pueden recordar a la fragua mitológica del Dios del fuego.
Como realista que era, Menzel quiso retratar este tipo de lugares con pelos y señales (estuvo meses haciendo bocetos en las modernas fraguas alemanas) y así lo hizo en este colosal lienzo lleno de gente trabajando al calor de la fundición, todos unidos para levantar Alemania, que en breve se convertiría en una de las principales potencias industriales del mundo.
Los obreros, estos cíclopes modernos, trabajan en torno a una máquina que echa chispas al introducir una viga de metal al rojo vivo que sirve al autor de diagonal para estructurar compositivamente el cuadro. Otros están aprovechando un descanso para comer o asearse.
Pero tengamos en cuenta que la realidad no era tan “bonita” como la pinta Menzel. En 1875, año de creación de este cuadro, las fabricas eran lugares infernales. Un proletariado urbano que sufría jornadas de trabajo que llegaban a más de catorce horas diarias. Hombres, mujeres y niños trabajando con salarios miserables, perdían miembros todos los días y respiraban mierda química de todo tipo. Trabajadores que eran despedidos si enfermaban o protestaban para mejorar sus condiciones, totalmente desnudos de protección legal frente a la arbitrariedad de los dueños de las fábricas.