Los cepilladores de parquet
Caillebotte nos presenta al proletariado urbano en plena faena.
Millet mostraba campesinos, Courbet, obreros del campo… Caillebotte, otro ilustre realista, muestra por primera vez en un cuadro al proletariado urbano.
El artista presentó este tema en el Salón de 1875. El jurado lo rechaza (“demasiado vulgar…”). Caillebotte decide entonces unirse a los impresionistas y presenta su cuadro en el “salón alternativo”, la segunda exposición impresionista de 1876. Si algo tienen en común esos barbudos bebedores de absenta son sus novedosas ideas sobre qué temas son apropiados para una pintura.
El cuadro no es tan experimental en lo formal como otras obras impresionistas, pero tanto la perspectiva (violentamente marcada) como el encuadre (influencia total de la fotografía) son de lo más revolucionario para la época, además de, evidentemente, el tema.
Los impresionistas quisieron mostrar la vida moderna parisina, que estaba en plena ebullición. La burguesía francesa, tras la guerra con los prusianos, pudo disfrutar de pronto del ocio moderno, que contaba con un ámplio abanico de posibilidades, desde la ópera o el ballet, hasta la vela, pasando por supuesto, por una ajetreada movida nocturna.
Todo salpicado de los nuevos y brillantes colores que se empezaban a fabricar en tubos.
Con ello empieza a pintarse la luz, lo realmente importante para el impresionismo, que entra por la ventana de ese apartamento burgués, en el que casi podemos oler la madera.