Huéspedes no invitados
Allanamiento terrorífico.
Este cuadro está basado en un hecho real que le sucedió a Munch en su propia casa. Una violenta discusión con otro artista noruego, Ludvig Karsten, que casi acaba en tragedia. Munch probablemente pintó esta obra para canalizar su violencia.
Porque si juntamos alcohol (a la izquierda, en el mueble-bar de Munch siempre hay algo para tomar), armas de fuego (el artista era un gran aficionado) y paranoia persecutoria provocada por la alienación de la sociedad burguesa occidental (en eso Munch era un experto), pues ya tenemos el cóctel perfecto para que un merodeador se lleve un buen disparo.
Munch retrata a dos figuras inquietantes en la ventana de su casa y a sí mismo disparándoles. Son dos figuras arquetípicas que recuerdan a espantapájaros y es normal que el artista, solitario, deprimido, alcoholizado y con una angustia existencial que no le dejaba vivir (pero sí le dejaba pintar: más de 100 cuadros, 4500 dibujos y demás creaciones lo avalan) reaccionara de esa manera, rifle en mano. Además pinta todo confuso, abocetado, para darnos la sensación de terror, toda una home invasion para mostrarnos su desazón ante la vida y la hostilidad del mundo.
También puede ser una referencia a los nazis, que merodeaban a las afueras de Noruega y consideraban a Munch, el artista más degenerado de los degenerados.