La alegría de vivir
Es bueno estar vivos.
Matisse fue el icono por excelencia del fauvismo, un movimiento de colores saturados y expresivos. Este cuadro de grandes dimensiones (176 x 240 cm) representa el mito de Arcadia, un país imaginario donde reina la felicidad. Como se ve en el lienzo, este ambiente idílico está habitado por pastores que se dedican exclusivamente a hablar, bailar, tocar instrumentos y enamorarse mientras viven en comunión con la naturaleza.
Al combinar tonalidades de amarillos y ocres, Matisse logra un contraste perfecto con el rosado de los cuerpos desnudos. Lo mismo pasa con los árboles que intercambian entre el verde y el rojo, opuestos complementarios.
El pintor francés empezó a convertir al color como principal elemento de su pintura después de conocer a Signac, quien resultó ser una gran influencia en su obra.
El color nos puede parecer muy intenso a primera vista, pero es tan armónico que resulta más sensual que violento. A Matisse le interesaba que todo cuadro estuviera regido por cierta armonía, logrando un equilibrio entre la paleta cromática y las formas.
El resultado de esta obra es de una belleza embriagadora, con esos árboles sinuosos que se unen en la parte superior para enmarcar la escena y los arabescos que forman las figuras que deforman la realidad y se presentan como inestables: la chica amarilla que se adorna el cuerpo con una guirnalda de flores, la retorcida pareja de amantes, las dos mujeres que están tumbadas en el suelo, el pastor que toca la flauta. Algunos de estos personajes, como los que están bailando en el fondo de la escena, serían reutilizados más tarde para otras obras del pintor, como en el caso de La danza.
Todo lo que autor crea y transmite es una invitación a dejarse llevar, centrándose en lo positivo. El fauvismo es especialmente un movimiento que invita al espectador a disfrutar de la vida, por eso los artistas recurren a colores saturados y curvas para generar más sentimiento.
Es una obra muy positiva, como casi todas las que pintó Matisse a lo largo de su carrera. El artista era una persona que celebraba todos los días «la alegría de vivir».