Mujer con abrigo púrpura
Retrato de Lydia, la cuidadora del anciano Matisse.
Lydia Delectorskaya era una rusa de Siberia huida a Francia durante la revolución de 1917, que cuidó del viejo Matisse en sus últimos años de vida y de paso sirvió de modelo para algunos cuadros del maestro.
Matisse decía de ella que tenía «la mirada de una princesa de hielo» y se enamoró artísticamente de ella, cosa que no gustó nada a su esposa, que sospechaba algún lío entre los dos fuera al margen de lienzos y bastidores. Aunque al final, Amélie Parayre dio por sentado que lo suyo era una relación estrictamente profesional y también acabaría encariñándose de Lydia, que acabó ejerciendo no sólo de modelo sino de ocasional galerista, editora y ayudante del pintor.
Después de todo, Matisse no era un depredador sexual al estilo de Picasso. Lo suyo era más bien observar como un viejecito verde.
Vemos en cuadros como este el aprecio que tenía el artista por esa joven morena de 22 años, mostrando un intenso colorido y representándola sin una sola línea recta en todo el lienzo.
Al Matisse de esa época también le gustaba meter elementos decorativos y todo tipo de arabescos, que hacen muy fácil confundir figura y fondo, eliminando toda profundidad si no fuera por la silueta negra que rodea a Lydia para destacarla.
El protagonista es también ese abrigo púrpura del título, que gracias a la citada línea negra tiene un aspecto tridimensional que lo hace casi sobresalir del cuadro.