La boda campesina
Bruegel pinta de primera mano.
Bruegel tenía una costumbre muy fea: colarse en las bodas de la gente haciéndose pasar por pariente de alguno de los esposos. De hecho, era conocido por el apodo de «Brueghel el Campesino» porque a menudo se vestía como campesino para mezclarse en bodas y otras celebraciones populares, donde se daban rienda suelta a los instintos más fiesteros, a diferencia de bodas de más alta alcurnia.
Pero no todo era comer, beber y bailar para Bruegel en estas fiestas. El artista también sacaba gratis de estos eventos algo muy valioso: inspiración para sus pinturas, que como esta, rezuman detalles y autenticidad.
Esta boda en concreto es bastante mesurada, no es la juerga que se ve en otras pinturas del maestro. Aunque música y comida no faltan. Bueno… Uno de los gaiteiros parece mirar la comida con cierta lujuria. Los músicos de esa época no podían comer así todos los días, desde luego.
Se puede apreciar que se celebra en un granero y hay bastante gente. Conociendo a Bruegel seguramente cada uno sirva para representar un estuatus social o actitud moral.
Eso sí. Algo curioso pasa en esta fiesta: nadie se ríe. Sólo la novia, única mujer con el pelo suelto —como era tradición— que quizás debe estar pensando con los ojos cerrados en el afortunado novio. Por cierto… ¿Cuál de todos estos será el novio…?