Pieter Bruegel
Flandes, 1525–1569
Si El Bosco fue el último primitivo flamenco, el artista que cierra la Edad Media, Pieter Bruegel El Viejo abriría una nueva etapa en la pintura de Flandes, esa en la que se descubre al hombre y su mundo.
Aún así es inevitable comparar a ambos autores. Los dos pintan grupos de gente, colectivos en dinamismo y los dos quieren mostrar al paisajecomo un protagonista más. Pero mientras que El Bosco ve al colectivo sufriendo en un mundo sobrenatural y caótico, en una naturaleza engañosa y dañina, Bruegel hará una representación terrenal de la vida campesina, gentes con sus alegrías y tristezas, sus vicios y virtudes, en las que la naturaleza es casi siempre una aliada.
Por supuesto, Bruegel (o Brueghel) admiraba a El Bosco y desde sus inicios como aprendiz lo consideró un maestro. De su biografía, muy incompleta, se sabe que consiguió un gran éxito (Vasari lo llegó a citar en sus «Vidas de artistas») e inició una dinastía de artistas que llegaría a nietos y bisnietos. Viajó a la Italia del renacimiento, pero de este viaje lo que más le impactó fueron los Alpes, que retrató iniciando un interés por el género paisajístico. Se sabe también que era un hombre de muy buen humor y amigo de las fiestas campesinas. Vestido como uno de ellos, se colaba en ferias y bodas como un invitado más y tomaba notas sobre el comportamiento y la estética de los invitados. Quizás por ello también es conocido como Bruegel el Campesino. El artista falleció a los 45 años.
Esta afición por los temas populares está presente en la práctica totalidad de su producción artística, aunque pinta también algún que otro cuadro religioso. Sus obras retratan personajes tomados del natural mientras celebran un acontecimiento (agricultura, caza, juegos, danzas, fiestas, proverbios…). Son colectivos de gentes a varias distancias, haciendo varias acciones. Al acercarnos descubrimos un increíble tratamiento de los detalles, tanto en figuras como en el paisaje.
Bruegel busca el realismo, no la idealización típica del renacimiento y muchas de sus pinturas ponen de manifiesto lo absurdo y lo vulgar, reflejando las debilidades y locuras humanas. A veces roza incluso la subversión cargando más la crítica social. No olvidemos que Felipe II de España (y Flandes) quería prohibir muchas de las celebraciones colectivas representadas por Bruegel.