La lucha entre el Carnaval y la Cuaresma
Carnaval
Pieter Bruegel el Viejo, de los mejores artistas de la Europa del siglo XVI, retrata aquí uno de sus temas preferidos: el carnaval. Ya habíamos visto un espectacular combate entre carnaval y cuaresma pintado por el genio, pero años antes Bruegel interpreta a su inconfundible manera ese bizarro contraste entre el exceso y la moderación.
El carnaval son esos días desenfrenados antes del Miércoles de Ceniza, y tras ellos llega la cuaresma, los 40 días que acaban el domingo de Pascua. Bruegel, como humanista y observador de la realidad, quiso pintar una alegoría entre dos extremos, y como lo que más le iba era el folclore flamenco —y las fiestas campesinas y populares, especialmente el carnaval— no le importaba mostrarse grotesco y anticlerical. De hecho, como su maestro El Bosco, quizás potenciaba eso un poco.
Aquí vemos a un sonriente fraile —gordo, cómo no— con la cara super-redonda que parece que va a ser devorado por dos seres que lo muerden y lo rechupetean. Es como si lo estuviesen engordando todo este tiempo y se lo van a comer en carnaval. Una obra humorística y terrorífica a la vez, ideal para épocas de carnaval, donde el mundo está al revés.
Con eso de que se acabe el comer y empiece del ayuno, el martes de carnaval hay que aprovecharlo a tope. Ponerse morado de todo, embadurnarse de azúcar y harina como Tony Montana y ponerse a mordisquear mejillas de gente redondita. ¡Ojo… Siempre con consentimiento!