La callejuela
Uno de los tres cuadros donde Vermeer pinta el cielo
Países Bajos, 1658
La típica y nada fácil unión entre lo cotidiano y lo eterno conseguida por Vermeer da lugar a cuadros como estos, que transmiten una increíble intimidad, como si estuviéramos espiando en la holanda de 1658.
Como si de uno de sus interiores se tratara, el maestro barroco pinta esta vista de una calle de Delft de forma tranquila y sosegada, con cada cual haciendo sus quehaceres cotidianos. Como siglos después con pintores como Hopper, el silencio y la luz son los verdaderos protagonistas de la escena.
Por cierto, este es uno de los tres cuadros donde Vermeer pinta el cielo.