Muchacha leyendo una carta frente a la ventana
Esta pintura ocultaba a otra pintura.
Gracias a una restauración en el año 2021 (de la que hablaré después) esta obra se ha vuelto muy popular últimamente, y ¡qué suerte la nuestra!, porque es maravillosa.
Vermeer pinta a una muchacha de cabellos rubios que lee una carta frente a la ventana abierta de la habitación.
Fijaos en cómo trata cada detalle: el reflejo del rostro de la chica en el cristal de dicha ventana, la cortina remangada que cae por detrás…todo está pensado, parece un espacio real, no el de una pintura. Como otros artistas barrocos (Rembrandt, Velázquez Vermeer sabrá captar perfectamente la atmósfera en sus lienzos.
Además, consigue acercarnos y alejarnos a la vez de la escena: por un lado nos muestra a esta chica en su habitación, leyendo correspondencia, en un momento íntimo y solitario, nos hace voyeurs. Sin embargo, la cortina verde en la esquina derecha es una manera de hacernos notar el privilegio (del espectador) al observar algo que debería ser privado, y es una manera de simbolizar que en cualquier momento puede correrse hacia el otro lado y dejarnos con la tela en las narices, sin poder ver nada más de eso que no deberíamos estar viendo.
Si miráis con atención el reducido espacio de pared en la estancia, podréis comprobar que hay una sombra, la cual no corresponde a la ventana abierta, pues la suya es más pequeña y ya se aprecia claramente en una posición inferior.
Por lo tanto, ¿cuál puede ser el origen de esa sombra?
A partir de aquí ya puedo hablaros de la restauración que mencionaba al principio: se sospechaba que en la pared había un cuadro y este se había tapado (quizá por el propio Vermeer o tal vez posteriormente). Con una radiografía que se le hizo en 1979 se descubrió que efectivamente había algo debajo: ¡era un cuadro de Cupido! Aparecía el dios del amor con su habitual arco y flechas mágicas, además de dos máscaras, que son una manera material de simbolizar las cualidades que debería tener todo amor verdadero: fidelidad y honestidad.
En el 2021, averiguaron que no fue Vermeer quien tapó a Cupido (lo hizo alguien tras la muerte del artista, por razones desconocidas), y tras un delicado proceso se consiguió recuperar la obra tal y como fue concebida, en la actualidad podemos ver la pintura del dios en colores vivos, a la perfección.
¿Puede este cuadro dentro del cuadro cambiar el significado de lo que veíamos hasta ahora? Sí.
Tal vez esta chica es más joven de lo que pensábamos, y está fantaseando y leyendo una carta de amor. O ese papel que lee con tanta atención es una misiva de su primer amor, que ha tenido que marcharse temporalmente y todo lo que le queda para mantener el contacto con su amada es la escritura.
Es lo bueno de este tipo de pinturas: podemos inventarnos infinidad de historias, o teorías del verdadero significado, al menos el que pudo tener para Vermeer, gran pintor y narrador a partes iguales.
Lo que está claro es que la presencia de Cupido acentúa el amor, le da una connotación romántica que probablemente no se nos pasaría por la cabeza cuando estaba oculto.