La lechera
Lo tranquilo, lo silencioso, lo cotidiano, lo iluminado...
Una joven criada vierte leche en un cazo de barro.
Vermeer siempre buscó ennoblecer este tipo de profesiones, para muchos indignas de salir en una obra de arte. Sin embargo el pintor a menudo puso de protagonistas de sus cuadros a encajeras, criadas y otras empleadas del hogar de la época, como ejemplos de virtud y modelos a imitar.
Pero lo que además quería el pintor Barroco era presumir de su técnica casi sobrenatural.
Nadie manejó tan bien la luz entrando por una ventana, creando esa variedad de blancos en la pared e incidiendo en todos los elementos del cuadro. Nadie captó las naturalezas muertas de forma tan viva y limpia.
El artista holandés, pintor de lo tranquilo, lo silencioso, lo cotidiano, lo iluminado… consigue juntar monumentalidad y sosiego en esta especie de fotografía del siglo XVII, que nos transmite esa limpieza y sencillez propias de su arte.
Por él se pagaron 175 florines, una suma astronómica para la época.