La carta
(Enferma)
Mucho más que la amante de Kandinsky.
Para los ojos de muchos, yo sólo fui un innecesario complemento a Kandinsky. Se olvida con demasiada facilidad que una mujer puede ser una artista creativa por sí misma, con un talento real y original.
Alumna y amante de Kandinsky, Gabriele Münter fue tan importante para el expresionismo alemán como su laureado amigo. Ambos pertenecieron activamente al movimiento Der Blau Reiter (El Jinete Azul) y ambos influyeron en el arte posterior por su innovador uso de la pintura. Es más: probablemente sin Münter el bueno de Kandinsky no desarrollaría su revolución abstracta.
Münter quiso entrar en Bellas Artes, pero no aceptaban mujeres, así que se apuntó en la escuela Phalanx, donde tuvo como maestro a Kandinsky. Ahí cambiaría su vida. Ambos se enamoraron (aunque él estaba casado) y desarrollarían juntos —junto a otros… y otras— el movimiento Jinete Azul, retro-alimentándose, aunque la pintura de Münter quedaría engullida por la enorme sombra de su amante y colaborador. Gabriele Münter pasaría a la historia como «la novia de Kandinsky».
1917 es precisamente el año en que Münter y Kandinsky rompieron sus relaciones y ella pintaría este cuadro sobre una mujer desolada que recibe una carta. Asumimos que recibe malas noticias, ya sea por una ruptura amorosa o por noticias de la I Guerra Mundial, que estaba acabándose dejando tras de sí una carnicería.
Aún así, como podemos comprobar, Münter no renunció nunca al color. Además está su sello característico: rodear a las figuras de un contorno negro.