La dama de blanco
Rojo sobre blanco.
En la habitación hay una joven vestida de blanco. Tiene el pelo hacia atrás, dándole cierto aire andrógino. Sus manos reposan en el vestido, a modo de súplica o de plegaria. La chica está seria, entre malhumorada y triste. Mira hacia algo o hacia alguien, con esos ojos rodeados de la sombra de sus ojeras. Quizás no ha descansado, o quizás ha llorado. Sobre la mesa, una suculenta está floreciendo en un tono rojo.
Pura Nueva Objetividad la de este olímpico de pintura en 1928 y de 1936 (sí… en esos años la pintura era una competición olímpica, junto a arquitectura, escultura, literatura y poesía, y Sergius Pauser fue internacional por Austria en esta disciplina). Una visión fría de la realidad no exenta de lirismo. Pauser se especializó en pinturas de mujeres muy serias y en cactus en flor.
Wolfgang Born dijo de este artista: Lo representacional está lleno de simbolismo. La visión viene desde dentro.
¿Qué nos quiere mostrar Pauser aquí? En primer lugar estamos ante un retrato de la Sra. Beck, (de soltera Fräulein Sokal, como explícitamente indica el título), seguramente un encargo que el artista repitió en más ocasiones. Pero si indagamos un poco, y siendo muy aventureros (como hay que ser al ver una obra de arte) quizás Pauser nos está mostrando el retrato de la primera menstruación de Fräulein Sokal, jovencísima niña a punto de casarse con un tal Dr. Beck. Quizás estamos ante un cuadro de denuncia, en unos años en los que matrimonios de conveniencia obligaban a casarse a niñas a las que apenas les ha venido su primera regla…