La familia
Inquietante visión de la familia.
La ambigüedad en las narrativas de Paula Rego pone los pelos de punta. La artista portuguesa (¿la mejor artista hoy en día?) da pistas para confundirnos con las más sórdidas interpretaciones, de lo inocente a lo obsceno, aunque todo indica a este último.
Por el título «La familia», intuimos que es el retrato de un padre rodeado de una mujer que nos mira sonriente (vestida como una criada) y una niña. Ahora bien… ¿lo están ayudando o más bien todo lo contrario como parece sugerir el ambiente lúgubre de la habitación? ¿Lo están vistiendo o desvistiendo? ¿La niña de la ventana, también con una sonrisa dibujada, está rezando o está disfrutando de la escena? Sea como sea, es una escena inquietante, es como una pesadilla, ya que estamos en un dormitorio con esa cama deshecha.
Es evidente que el hombre, vestido con un respetable traje, está bajo el control de ellas. La escena parece transmitir una desasosegante sensación de pecado, de incesto. Y el efecto siniestro se multiplica por las sombras del suelo, que también confunden, pues no sabemos si amanece o atardece.
Una pista (o despiste) puede ser el retablo al fondo, que representa a la Virgen observando como San Jorge mata al dragón, una evidente representación del bien venciendo al mal. Otra pista es el mueble que parece representar la fábula de la cigüeña y el lobo de Samaniego. En ella se nos cuenta como el ave ayudó al lobo a sacar un hueso de su garganta, jugándose el pellejo.