La Grenouillére
Una lección de vida
Un paisaje de ensueño, pinceladas que dan vida a rayos de luz, el agua como espejo y las hojas verdes reflejadas en la misma. Uno casi puede respirar el verano en la obra de Renoir, la multitud augura risas y un día que pareciera ocurrir en otro mundo.
La Grenouillere era una especie de balneario frecuentado por Renoir y Monet, pasan el día juntos y compiten para retratar el mismo escenario para averiguar cuál de ellos puede capturar más rápidamente la impresión de la situación.
Las pinceladas de Renoir son cortas y aparentan diferentes iluminaciones para simular el reflejo en el agua. Uno pudiera decir sin duda que se trata de un día entre amigos competitivos mientras se nutren de la felicidad de sus modelos, sin embargo, ¿qué secreto esconde Renoir?
El famoso pintor sufría de una severa artritis reumatoide, la cual fue afectando sus rodillas, pies y sobre todo, manos; fue extendiéndose a tal grado que no podía sujetar los pinceles correctamente. No obstante, esto no detendría al pintor, al contrario, compartió su filosofía de vida cuando le incitaban a dejar el pincel al ver el dolor que le ocasionaba el esfuerzo:
«El dolor pasa, pero la belleza permanece.»
Renoir deja esta obra de arte como un testimonio de su filosofía y nos recuerda que la técnica no es lo que diferencia su obra de la de Monet, sino su forma de ver las cosas, su impresión. El ver la belleza en lo cotidiano, el sobreponer lo bello al dolor.
Es una lección que uno debería de aprender a aplicar en su día a día.