La lámpara filosófica
El misterio de las imágenes.
Como en una foto de carnet, Magritte se autorretrata fumando su famosa pipa, o más bien fumando su propia nariz, que se introduce en la pipa como la trompa de un elefante. ¿Porqué? Ni idea. Probablemente hay un motivo, una explicación, pero precisamente lo que mola de Magritte, como también molaba de David Lynch, es el misterio, y la poesía que hay en él.
No todo tiene explicación. De hecho, la mayoría de las cosas no la tienen. Disfrutemos del misterio.
Al lado del retrato del pintor hay una vela que se retuerce sobre un soporte como una enredadera fálica. A juzgar por el título de la obra, quizás esta vela es «la luz de la filosofía», que ilumina el rostro del artista y toda la escena, en realidad. Una vez más, estamos ante otra imagen que no es real, pero que sí lo es.
René Magritte siempre tuvo muy en cuenta la filosofía en su vida y su obra. Abundan cuadros con títulos con referencias a filósofos, problemas y paradojas propias de la filosofía, reflexiones sobre pensamiento y lenguaje, sobe palabras e imágenes… Se rodeaba de filósofos e intentaba demostrarles que la pintura puede llegar a expresar el pensamiento tal como lo hace la filosofía.
Y es que para Magritte, una imagen es mejor que un largo discurso… Eso es así siempre, tanto si hablamos de arte, como de filosofía, de comida, de política o de fútbol.