La pietá
Belleza dañada.
Vaya misterio el de este cuadro. No se sabe nada de su origen, su objetivo, su función… Sólo que es obra de Antonello da Messina, un excelente retratista veneciano del Renacimiento y que durante una desastrosa restauración, las caras de Cristo y esos tres ángeles quedaron seriamente dañadas.
Es lo que desde 2012 se conoce como un Ecce Homo, al puro estilo Cecilia Giménez. Ya podemos intuir que no es fácil el noble oficio de restaurador.
El caso es que esta negligencia por parte de los restauradores entre 1939 y 1940 dio lugar a acrecentar el misterio del cuadro. Con los rostros desdibujados, la obra hasta parece más enigmática e incluso podemos decir que la pintura gana en lirismo y mística. Los tres ángeles sujetan el peso de Cristo muerto y esas caras, que podrían ser de Bacon o Giacometti evocan vacío, pérdida, desvanecimiento…
Lo que no quedó dañado fue el paisaje del fondo, una fiel y minuciosa panorámica de la ciudad de Messina, en la que vemos como Antonello tenía dos influencias principales en su pintura: la experimentación con la perspectiva de Piero della Francesca y el detallismo de los flamencos (además de adoptar el uso del óleo, como hacían en el norte).