Las cuatro cuerdas del violín
Okuń pinta una escena simbólica de la muerte de un músico.
El artista polaco Edward Okun produjo una obra tan estética como simbólica. Fue uno de los principales representantes del art nouveau en su país y una buena parte de su producción pictórica está dedicada de una u otra manera a la música.
Aquí vemos una especie de funeral en el que reposa, rodeado de crisantemos, un violín. Velando su muerte, cuatro mujeres desfilan en procesión para despedirse del instrumento musical. Es una escena extraña, casi onírica.
Pero si nos fijamos en el título “las cuatro cuerdas del violín”, el simbolismo es claro: cada una de esas mujeres representa cada una de las cuatro cuerdas del instrumento.
De izquierda a derecha, la mujer de rostro solemne que hace una grave reverencia con la boca más abierta representa a Sol, la cuerda más grave del violín. Re y La son las cuerdas del medio, la primera es elegante y de finos rasgos, la segunda con su pelo negro mira al instrumento de reojo y no es tan seria. Estas tres mujeres entonan con sus bocas unos sonidos que recuerdan a sus respectivas notas
Finalmente a la derecha, la nota más aguda, Mi, no canta. Parece la más misteriosa. Es la más morena y mira fijamente al instrumento.
Como véis, Okun era aficionado a la música y un profundo conocedor de sus datos técnicos, pero además fue un artista de una estética exquisita.