La guerra y nosotros
Ejemplo de simbolismo modernista polaco.
Okun y su esposa Zofia aparecen retratados en plena guerra. Una guerra alucinógena y colorida, rozando la psicodelia. Decorativos dragones y serpientes con alas de mariposa rodean a la pareja, pero ellos están protegidos por un abrigo negro, y caminan con la tranquilidad de los que van a salir ilesos. Protegen, eso sí, el ramo de flores con los pétalos teñidos de rojo sangre.
Una vieja descalza —quizás la personificación de la guerra del título— se agacha y observa las flores, quizás para robarlas, quizás para destruirlas.
Una escena de puro simbolismo vestido de modernismo (Okun fue fiel siempre al Art Nouveau con un estilo decorativo y estilizado propio que bailaba entre lo histórico, lo mitológico y lo fantástico. Un estilo con aires orientales propio de la Europa del Este, que en esos momentos era todo un avispero.
Cuando el artista pintó este cuadro, eran tiempos convulsos en toda Europa, y en concreto en Polonia. La terrible carnicería de la I Guerra Mundial acababa, la Revolución Rusa se asentaba, pero venían otros grandes acontecimientos sociales en su país como la Guerra polaco-soviética, que dejaría en su tierra más de 100.000 cadáveres.
Pero Okun camina junto a Zofia y se retrata a todo color. Quizás esas flores representan la fragilidad del arte, de la belleza, en peligro cuando los tiempos son agitados.