Lluvia, vapor y velocidad
Romanticismo industrial.
Intentad situaros por un momento en la época de Turner, y la fecha que pintó esta obra. Nos encontramos en plena Revolución Industrial, con cada vez más avances y novedades que buscaban mejorar y transformar a la sociedad. Sin embargo, artísticamente hablando, el Romanticismo seguía vivo, en sus últimos años. Si algo sabemos de los artistas de esta corriente era el rechazo general que sentían por el progreso industrial, pues buscaban justo lo contrario: que el ser humano se acercara de nuevo a la naturaleza, volver a un contacto primitivo.
No todos eran tan reacios, Turner estaba maravillado con las locomotoras y su velocidad, de ahí que se decidiera a pintar. De todos modos, que esto no confunda: la pintura que analizamos en cuestión no es un homenaje al ferrocarril, no vemos un tren brillante y con un dibujo detallado, Turner sólo lo utiliza como pretexto para la obra que él tiene en la cabeza: la locomotora es una herramienta que le permite pintar un objeto que se mueve a grandes velocidades, y a su vez crear una obra abstracta, casi carente de formas, adelantándose a su tiempo.
Gracias al largo título (habitual en Turner, pero nos ayuda a entender mejor sus cuadros) sabemos que la locomotora que el artista pintó aquí formaba parte de una serie de compañías de ferrocarril británicas privadas que se crearon por aquel período para desarrollar este método de transporte, conectando Londres y Bristol.
En un vago paisaje con una luz intensa, distinguimos el puente y el tren, los únicos elementos sólidos de la pintura, que pasan desapercibidos debido al ambiente neblinoso en los que se sitúan, incluido el velo que genera en la parte superior con la lluvia, fundiéndose con todo lo demás.
En definitiva, esta obra (que podemos considerar de la última etapa del gran Turner) abandona el interés de una representación más puramente figurativa, y fija el objetivo de deleitarnos con una atmósfera vibrante e intensamente colorida, una obra magnífica que inspiró a generaciones de artistas posteriores a él. Sin Turner, el Impresionismo y el arte abstracto tal vez no habrían sido lo que llegaron a ser.