Los campos de arroz de Asakusa y el festival Torinomachi
Gato mirando por la ventana.
Un gato mira por la ventana de uno de los cuartos de placer de Yoshiwara en el día más activo del año, el Festival Torinomachi.
Desde el segundo piso del burdel, el felino observa el ruido y la actividad del exterior, y a lo lejos, cruzando los arrozales de Asakusa, podemos ver una procesión que celebra el Festival Torinomachi.
Es una escena típica de Hiroshige, el último gran maestro del ukiyo-e, esos grabados japoneses que tanto influyeron en los artistas del siglo XIX y que contribuyeron al modelado de lo que fue el arte moderno.
Hiroshige representa dos paisajes, el exterior y el interior, en su característico formato vertical. El artista estaba especializado en el género paisajístico, pero también solía introducir elementos para explicar su época (entre lo antiguo y lo moderno) y su sociedad, en la que la prostitución era algo casi ritual.
En la habitación, se ven pistas de cómo una cortesana acaba de tener un cliente por esa tarde. Probablemente le haya traído como regalo el juego de horquillas «kumade». En el alféizar de la ventana hay un recipiente para enjuagarse la boca y una toalla usada; a la izquierda está el borde de un biombo decorado con un motivo de pájaro, y justo encima de las horquillas hay un paquete de papeles de seda delicadamente conocido como onkotogami, o «papel para el acto honorable».
El gato podría considerarse casi un autorretrato del artista, que observa a su sociedad desde dentro.