Los siete pecados capitales
Una mesa que nos recuerda no pecar.
Felipe II, rey de España, era un fan histérico de El Bosco y adquirió todo lo que pudo del maestro para poder disfrutar de él en El Escorial. Entre su colección tenemos esta mesa en la que aparecen representados los siete pecados capitales, que los amantes del cine podrán reconocer: Lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia.
En el centro de todo aparece una imagen de Jesucristo saliendo de una tumba y una inscripción en latín: CAVE CAVE D[omi]N[u]S VIDET (Cuidado, cuidado, Dios lo ve).
Es como decir que hay que estar alerta, pues Dios es como el Gran Hermano y lo ve todo, incluídos los comportamientos del ser humano, tan dado a caer en estos pecados.
Cada pecado de la tabla tiene su inscripción también y están situados de forma circular, algo que en la Edad Media no era para nada habitual, aunque al ser una mesa tiene su lógica, para que todos lo vean.
La lujuria muestra una tienda de color rojo en la que retozan enamorados rodeados de comida mientras bufones y músicos acompañan con sus artes pecaminosas. Es increíble la tirria que le tenía el artista a la música. Si llega a vivir ahora no quiero ni pensar cómo serían sus cuadros.
La gula muestra lógicamente banquete y a la gente comiendo y bebiendo sin ningún control. Hasta el artista quiere mostrar la decadencia de esa casa pintando a un niño obeso que busca comida y bebida.
En la avaricia vemos a un juez (o eso parece por el atuendo y la vara) siendo sobornado ya no por una de las partes, sino por las dos. El dinero aparece en ambas manos, y el juez parece que es probable que caiga en la tentación fácilmente.
La pereza representa a un tipo durmiendo con su perrito. La monja que intenta despertarlo es una representación de la Fe, pero es difícil despertarse cuando el interior es tan acogedor como ese, al lado del fuego.
La ira para el Bosco es representada con dos borrachos peleándose a las puertas de una taberna. Uno de ellos tiene un banco en la cabeza, quizás se lo acaban de estampar. La mujer que trata de separara a este par de iracundos energúmenos debería apartarse, pues se ven cuchillos y se masca la tragedia, como siempre que hace aparición la ira.
Para la envidia vemos varios ejemplos de envidiosos en la escena. Un tipo que quiere ligarse a la mujer de otro, uno que mira el halcón de su vecino y hasta dos perros que tienen envidia el uno del otro por un hueso.
Finalmente para la soberbia tenemos a una vanidosa mujer que se mira a un espejo que está sostenido por un demonio que se ríe de ella.
Su casa está rodeada de lujosos objetos.
En cada esquina de la mesa cuatro círculos que representan las postrimerías: La muerte (un moribundo con una venda en la cabeza), El juicio (Dios entre ángeles y los muertos saliendo de sus tumbas), El infierno (en una escena típicamente bosquiana en la que son castigados los pecadores), y la gloria (un palacio con Dios, ángeles, san Miguel y san Pedro.
Así que si queréis, ampliad la imagen y no pequéis. Os lo advierte El Bosco.