María Magdalena como la Melancolía
Precursoras del feminismo.
Artemisia Gentileschi, violada a los 18 años, cuestionada, humillada, menospreciada… Es lógico que la pintora barroca viera a María Magdalena un modelo a seguir. Una de las más importantes discípulas de Jesucristo, que ni siquiera entró en el «dream team» de los 12 apóstoles y hasta fue símbolo de mujer pecadora «que amó mucho». Todos sabemos lo que quieren decir estas palabras.
La figura de María Magdalena no interesó nunca a una institución patriarcal como la Iglesia, pero Gentileschi la retrató en varios de sus lienzos como mujer fuerte (la mano derecha de Jesús, nada menos) o empoderada (en extasis, es decir en orgasmo) o como aquí, mirándonos melancólica después de sufrir todo tipo de vejaciones. Un icono feminista que resiste bella y voluptuosa a los embistes del patriarcado.
Triste y sensual, Magdalena enseña su hombro, y también su axila, que si nos fijamos recuerda claramente a la vulva femenina. Sus ojos están llorosos y se apoya en una de sus manos rendida ante la melancolía, como reza el título del cuadro, una melancolía que sin duda debía sentir también la artista ante los tormentos que tuvo que sufrir por el simple hecho de ser mujer.
Podríamos decir que estamos casi ante un autorretrato de la propia Artemisia.