Nacimiento de San Juan Bautista
Algo más que un icono feminista.
Artemisia es un símbolo de lucha contra el machismo imperante, pero no sólo eso, también fue una enorme pintora. El Museo del Prado posee una sola obra de ella, pero es una joya que algunos críticos incluso la definen como su obra maestra, El nacimiento de San Juan Bautista.
Los padres del futuro San Juan —Zacarías, un sacerdote judío, e Isabel—, no tenían descendencia y ambos eran de edad avanzada. El Arcángel Gabriel se apareció a Zacarías y le anunció que tendrían un hijo, y que le deberían llamar Juan. Sin embargo, Zacarías no le creyó, por lo que fue castigado a permanecer mudo hasta que se cumpliese la profecía. Al nacer, sus parientes quisieron llamar al niño como a su padre, pero Zacarías escribió en una tablilla «Juan es su nombre», y en ese momento recuperó el habla. En el cuadro se observa, en un segundo plano, a la madre asistida por una mujer después del difícil parto, y al padre escribiendo el nombre de su hijo. Mientras en el grupo principal, vemos al pequeño asistido y lavado por varias mujeres.
El cuadro, que forma parte de una serie de seis obras dedicadas a la vida de Juan el Bautista, fue un encargo (por parte del virrey de Nápoles, el Conde de Monterrey, para Felipe IV) a Massimo Stanzione, un grandísimo pintor napolitano, principal competidor de Ribera en la ciudad. Debido a la magnitud del encargo, Stanzione decidió pedir colaboración a dos colegas cercanos a él, Paolo Finoglia (cuya aportación a este ciclo se ha perdido) y a Artemisia. A falta del cuadro de Finoglia, el Museo del Prado posee la serie completa, cuatro maravillosos cuadros de Stanzione y este Nacimiento que nos ocupa.
Artemisia, al igual que muchos pintores naturalistas del XVII (empezando por Caravaggio) fue olvidada durante siglos. Desde su restitución, en la primera mitad del siglo XX, su obra ha estado mediatizada por la horrible violación que sufrió. Por ejemplo, su cuadro «Susana y los viejos» se suele presentar como un ejemplo de su rechazo hacia el abuso sexual sobre las mujeres, cuando el cuadro fue pintado un año antes del repugnante delito que sufrió y, además, era una iconografía habitual en la época.
El Nacimiento de San Juan Bautista también ha sido a veces descrito desde una perspectiva feminista, por el uso mayoritario de mujeres, coordinadas en su trabajo y asistiendo a los necesitados. Sin embargo, esta misma composición (mujeres anónimas asistiendo a Juan, recién nacido, y ayudando a su madre tras el parto) fue desarrollada por otros pintores desde siglos antes, y es más que probable que Artemisia, cuando la pintó, siguió simplemente una composición tradicional.
Éste es un cuadro glorioso de una enorme pintora, de las mejores del siglo XVII (incluyendo a los hombres, claro). El gran Roberto Longhi, probablemente el historiador de arte más prestigioso de Italia del siglo XX y artífice en buena medida de su restitución, dijo: es el más logrado estudio lumínico de interior de toda la pintura italiana del siglo XVII,
así de simple.