María Magdalena junto a una lámpara
María Magdalena reflexiona con un cráneo en su regazo.
María Magdalena aparece en esta obra de de la Tour reflexiva y delicada, en actitud penitente.
Todos sabemos que María Magdalena era una discípula más de Jesús, igual al resto los apóstoles, pero hay quien -en actitud poco cristiana- no perdona su pasado de pecadora, esos tiempos cuando probablemente se dedicaba a la prostitución antes de unirse al revolucionario palestino.
Sea como sea, esta santa mujer se consagró a la penitencia tras la muerte de su maestro, pasando el resto de su vida en una cueva en el desierto, por lo que la “Magdalena penitente” es considerado un subgénero dentro del arte religioso occidental.
De la Tour muestra a María observando una vela, ese foco de luz que tiene que haber en todos los cuadros del artista, y esa llama ilumina la estancia y todo lo que hay en ella. Increíbles las volutas de humo que consigue plasmar el pintor, así como los brillos de la luz en las diferentes cosas que hay en el cuadro, por ejemplo en el cráneo que lleva Magdalena lleva en su regazo.
Tanto la vela que se extinguirá inexorablemente, como la calavera son evidentes alusiones al paso del tiempo, la primera creación de Dios. Quizás por ello María Magdalena este tan pensativa.