
Riña de mendigos
Música violenta.
Trepidante pelea entre dos músicos callejeros, a saber el motivo. Quizás uno entró en el territorio de otro. A lo mejor llevaba tocando demasiado tiempo.
La pelea es grotesca: uno de los músicos no sólo ataca al otro con una especie de oboe, sino que saca un limón para echarle el zumo en los ojos. Seguramente el otro se hace pasar por ciego para dar más pena y que le paguen mejor. Sea o no invidente, se defiende muy bien cuchillo en mano.
El público que presencia la pelea es igual de llamativo y sobreactuado. A la izquierda hay una anciana alucinando con la escena, y parece asustada. Muy bien podría ser la mujer del anciano. A la derecha, otros dos músicos, un violinista y un gaiteiro se parten de risa.
Es increíble el nivel de detallismo de todos ellos y sus ropajes, desde la podredumbre dental a esas miradas, pasando por la roña que hay en la escena. Si el autor fuera español, sería una ilustración de picaresca.
Pero es el genial pintor francés Georges de La Tour, que apelotona a todo el mundo en esta composición rectangular a modo de friso y no muestra —como es habitual en él— un foco explícito de luz.