María Magdalena penitente
Recrearse en la fealdad
Para artistas versátiles tenemos a Donatello, que a lo largo de su vida y trayectoria artística siempre evolucionaba, aprendía, cambiaba de estilo lo que quería y más…
Podemos ver diversas obras de su amplio catálogo y jamás pensaríamos que las ha creado el mismo artista. Pero eso es Donatello, nunca deja de sorprendernos.
En este caso, ¡mirad qué figura más fea!
Se trata de María Magdalena penitente. Mientras que en representaciones anteriores realizadas por otros artistas se muestra a María Magdalena como una mujer joven y bella, ninguna de esas características vemos en este caso.
Donatello, siempre dándole importancia a la psicología de los personajes que esculpe, quiere ser realista. ¿Acaso María Magdalena, después de la penitencia que ella misma se impuso tras la muerte de Cristo por sus pecados permanecería siempre igual? Claro que no, han pasado ya muchos años desde aquello y María Magdalena es ahora una anciana que lleva décadas malviviendo, vagando sin rumbo por el desierto, sin apenas alimento que llevarse a la boca.
En la escultura se hace evidente su avanzada edad y mala condición física: extremadamente delgada, la cara huesuda, le faltan algunos dientes (evidente símbolo de desnutrición y mala higiene), está claramente famélica pero sus manos en plegaria nos hacen entender que no ha perdido la fe, es lo único que permanece.
Sin posesiones materiales, por no tener, ni siquiera tiene vestido, le cubre el cuerpo su propio cabello, que quién sabe cuánto tiempo hace que no se corta.
En definitiva, se trata de una María Magdalena anciana, cargada de patetismo y completamente naturalista.
En la época, no era este el tipo de arte que se hacía en una Italia ya renacentista, pero Donatello no tenía ningún problema en ser la excepción. Las últimas obras del artista se caracterizan por este estilo gótico alemán, que se basa en la recreación de la fealdad, y donde importa más reproducir la espiritualidad, que debe triunfar sobre el cuerpo, lo físico.