Máscara abierta
Transparencia, superposición, dualidad....
Picabia supo reinventarse varias veces durante su carrera. Un cambiachaquetas, que diría alguno. Quizás sea el artista más versátil del siglo XX, y eso es una virtud en arte (hay excepciones… los Ramones siguieron fieles a su estilo y fueron tan importantes como Picabia).
Hay un Picabia impresionista, después cubista o fauvista, según se levantara ese día, casi siempre surrealista, evidentemente dadaísta, después se pasó a sus mecanismos absurdos, más tarde a su etapa soft-porn de finales de su carrera…
Pero en los años 30 Picabia se centró en sus complejas «transparences», quizás su etapa más interesante y experimental. Una serie de obras que se caracterizaban por la superposición de referencias y tradiciones artísticas en una sola imagen. Así, de forma compleja se multiplicaban las lecturas a nivel visual.
Aquí vemos como «se abre el cráneo» de una mujer para que de él surja otra. Algo muy realista, ya que los seres humanos no somos uno solo, a veces somos varias personas en una, superpuestas, mezcladas, confusas, fascinantes… Somos como capas de cebolla, criaturas complejas para analizar. Como Picabia, dependiendo del día vamos cambiando, y eso no solo es bueno: es necesario.
Picabia juega también con el azar, con ese fondo agrietado, creando texturas que enriquecen el conjunto.