Mercurio de Würzburg
Luminoso barroco tardío.
Mercurio (el Hermes griego) fue el dios romano del comercio —merx («mercancía»)— y de los viajes, curiosamente también dios de los ladrones y mentirosos, mensajero de los dioses y protector entre muchos otros de los viajeros.
El hijo de Júpiter fue retratado centenares de veces en la historia del arte, y un barroco (aunque tardío) como Tiepolo también lo quiso representar en este impresionante techo, nada menos que la pintura al fresco más grande del mundo, de aproximadamente 670m².
Tiepolo muestra los cuatro continentes entonces conocidos y en el cielo, entre ellos, está Mercurio con sus típicos atributos: el pétaso, o sombrero de ala ancha que usaban los viajeros para protegerse del sol y la lluvia (el del dios está alado). Alas también en las sandalias para volar de un lado a otro con extrema rapidez, y el famoso caduceo, bastón mágico con serpientes entrelazadas con el que cierra y abre los ojos de los mortales.
Como buen dios pagano, Mercurio tuvo numerosa descendencia, entre ellos Pan, dios de la naturaleza, ovejas y rebaños o Hermafrodito, hijo también de Afrodita. Además se considera el inventor de la masturbación cuando vio a su hijo Pan sufrir por no poder poseer a Eco y le enseñó un pequeño truco para aliviar su sufrimiento. Más tarde Pan enseñó esa costumbre a los pastores jóvenes.
Mercurio también es protagonista o secundario de lujo en muchos mitos, como cuando liberó a Ulises de la isla de Calipso o lo protegió de la malvada Circe, o cuando tuvo que matar a Argos, o cuando ayudó a Perseo a matar a Medusa, o cuando encadenó a Prometeo…