Monumento funerario del Papa Alejandro VII
¡Memento mori!
Este grupo escultórico fue uno de los últimos trabajos del gran Bernini. Comenzó a crearlo unos años después del fallecimiento del Papa. La estructura es piramidal, forma característica barroca.
En ambos laterales encontramos varias figuras femeninas. Estas son las virtudes, que representan la caridad, la prudencia, la verdad y la justicia.
La caridad se sitúa a la izquierda, en primer plano. Sujeta a un niño en sus brazos y tiene un pecho al descubierto, pero la tela (excelente técnica aplicada por Bernini en los pliegues, que dominaba a la perfección) cubre su cuerpo, probablemente debido a la idea del decoro o el pudor de la época.
La prudencia permanece prácticamente escondida detrás de la caridad, que esté en segundo plano ya es una demostración de prudencia en sí.
La virtud en primer plano a la derecha representa la verdad, y bajo su pie está la bola del mundo, el concepto de la verdad universal.
Por último la justicia, detrás y a la derecha. Bernini la equipa con un casco.
En lo alto de estas virtudes, culmina la figura del Papa. Bernini lo esculpe sin los atributos característicos de la Iglesia, por lo que parece un simple anciano. Además está rezando, porque sabe que la muerte caerá en cualquier momento sobre él. Con ese rezo parece tener miedo, no de la muerte en sí, miedo de acabar en el Infierno, en el caso de que haya cometido algún pecado.
Por último, en la parte inferior del grupo, debajo de las telas, emerge un esqueleto, símbolo de la muerte que sujeta un reloj de arena para representar el paso del tiempo, y como se acerca la hora del pontífice. Tarde o temprano a todos nos llega nuestro final, no podemos escapar de ella.