Muchacho con cesto de frutas
El pintar de los pintares.
Estamos acostumbrados a valorar obras posteriores de Caravaggio, cuando alcanzó la fama, tenía mayor experiencia y ya se le conocía como un personaje problemático que actuaba de forma violenta y rebelde, mezclándose con la peor calaña de la ciudad de Roma.
Esta es una de sus pinturas tempranas, en la que pinta a un hermoso joven sujetando un cesto lleno de frutas, una obra de carácter más alegre después de su Baco enfermo.
Se le han dado diferentes interpretaciones: para algunos es una simple obra de género, una excusa en la que Caravaggio puede demostrar su talento a la hora de pintar las hojas y frutas, cargadas de naturalismo, en el cesto de un vendedor adolescente de mirada dulce. Otros prefieren ir más allá, buscando fuentes literarias.
Existe un poema muy antiguo de origen persa que aparece en el Antiguo Testamento llamado el Cantar de los Cantares (sin duda es el poema más romántico y erotico de la época). Relata los sentimientos de dos amantes: el Esposo y la Esposa. Cada uno describe al otro con expresiones cargadas de intencionalidad.
«Mi amado es fuerte y gallardo,
se destaca entre miles.En su cabeza refulgen
rizos negrísimos.Sus ojos brillan como palomas
recién bañadas en leche (…)
sus mejillas son un jardín aromático
y sus labios sonrosados. (…)
todo él es deseable.Ése es mi amado, hijas de Jerusalén,
ése es mi amigo»El Cantar de los Cantares (5:10 – 16)
Como podréis comprobar, si comparamos el fragmento con la pintura coinciden perfectamente los rasgos descriptivos del Esposo: mirada cargada de ternura, ojos brillantes, mejillas sonrosadas, cabellos negros…
Y también son significativas las frutas que lleva consigo, si leemos otro fragmento, esta vez habla el Esposo:
«Eres tan hermosa y encantadora,
esbelta como una palmera,
tus pechos son los racimos, (…)
tu aliento sabrá a manzanas,
tus pechos a vino,
y yo me embriagaré con tu boca»El Cantar de los Cantares (7:7 – 10)
Describe a la Esposa con metáforas claramente eróticas mediante frutas, especialmente con las uvas (la fruta que más abunda en el cesto).
Así, podemos decir que se trata de una obra con trasfondo sexual mediante la alegoría. No sé vosotros, pero para mí tiene todo el sentido que sea Caravaggio su autor.