La muerte de Sardanápalo
Una historia color rojo sangre
Terror, ferocidad, sadismo, sensualismo son todos los elementos que conforman el Romanticismo así como los que reúne esta obra, haciendo de ella una ejemplificación de lo sublime. Una de las grandes inspiraciones para Delacroix fue Lord Byron y es en esta obra donde vemos esa influencia, mostrándonos uno de los episodios más impactantes de la cultura asiria: Sardanápalo, recostado en lo alto de la colcha, observa como todas las amantes son asesinadas por los soldados, antes de proceder al suicidio colectivo ante el inminente asedio de su imperio.
Marcada por el barroquismo como también veíamos en La matanza de Quíos (1824), esta obra se opone totalmente a la tendencia neoclasicista que había marcado Ingres. Esto es principalmente a causa de la contraposición que hace de Sardanápalo, viendo la escena desde lo alto y pasivamente, frente a los acontecimientos desarrollados a los pies de este. También, los marcados escorzos hacen del mismo una obra dramática y agitada. Por último, el rostro en tensión del muchacho y el escorzo de la mujer que agarra agresivamente, situados en la esquina inferior derecha, son muy paradigmáticos.
La paleta está caracterizada por tonos cálidos, enfatizando el ambiente exótico e intimista y los contrastes de luces, permite centrar los puntos claves del cuadro dirigiendo la mirada del espectador.
Fue presentada en el Salón de 1829 y lamentablemente no tuvo buen recibimiento. Se le reprochaban numerosos aspectos, como la descripción que proporcionaba Delacroix de Oriente —mostraba un deseo de evadirse de una Europa oprimente— o la incorporación de accesorios que no tienen mucho sentido, véase los caballos ornamentados como mujeres.
Para concluir, a pesar de las malas críticas que recibió, esta obra ha pasado a ser una de las más importantes del periodo Romántico y de la producción de Delacroix. Su elemento más llamativo es la inmensa mancha roja de la colcha en la que reposa el monarca, la cual —al menos a mi parecer— recuerda mucho a El expolio de El Greco.