Mujer embarazada
Una nueva realidad corporal e identitaria.
Alice Neel fue una artista que desafió las convenciones de su época abordando temas que habían sido considerados tabú en la historia del arte como el envejecimiento de las mujeres (Self-portrait, 1980), la maternidad (Carmen and Judy, 1972) o el desnudo de embarazadas (Margaret Evans Pregnant, 1978), haciéndolo además a través de una mirada femenina entonces inédita.
A este último grupo temático de obras, pertenece Pregnant Woman (1971) que se erige como un testimonio audaz y transgresor del embarazo, en el que Neel explora las complejidades de la maternidad con una sinceridad que contrasta fuertemente con los estereotipos e idealizaciones comúnmente vistos en el arte y el imaginario popular.
En esta pintura, Neel representa a una mujer en un estado avanzado de embarazo, con su cuerpo marcado por los cambios físicos propios de la gestación. Su rostro refleja una mezcla de emociones, desde la expectación hasta la incertidumbre, ofreciendo una visión franca y realista de la experiencia del embarazo. La mirada perdida de la mujer sugiere la contemplación del futuro y las preocupaciones que acompañan a la maternidad, mientras que la hinchazón de su vientre y pechos evoca la carga física y emocional que conlleva el llevar una nueva vida dentro de sí.
La artista estadounidense no solo captura la realidad física del embarazo, sino que también profundiza en sus implicaciones psicológicas y emocionales. La representación de la nuera de Neel, Nancy, poco antes de dar a luz a sus gemelos, agrega capas de significado a la obra. La presencia de un retrato inacabado del marido de Nancy sobre su cabeza sugiere la presencia simbólica de su pareja y la complicidad compartida en este momento de transición y espera.
El retrato triple refleja con empatía y franqueza el reto de tener y criar a los hijos, así como el desafío acechante del parto. Neel conocía bien estos procesos: su primer bebé (Santillana) había muerto de difteria y su marido la separó de su segunda hija (Isabetta), llevándosela a Cuba. También había experimentado de primera mano los sacrificios y las presiones físicas y psicológicas que acompañan a la maternidad, especialmente para las mujeres con ambiciones profesionales como ella.
Superando su propia experiencia traumática, a través de su característico enfoque honesto y sin adornos Neel consigue destacar la belleza y la complejidad de la experiencia maternal, al tiempo que reconoce las dificultades y los desafíos que enfrentan las mujeres en su viaje hacia una nueva realidad corporal e identitaria. Asimismo, obras como Mujer embarazada abrieron nuevas vías de representación para otras artistas que siguieron la estela de esta pintora clave en la historia del Figurativismo.