Autorretrato
Coleccionando almas a través de los retratos.
Alice Neel fue una artista visionaria y comprometida, que desarrolló su carrera artística a contracorriente pero siempre fiel a sus valores feministas y humanistas. Mientras sus contemporáneos se encontraban inmersos en tendencias vanguardistas como el expresionismo abstracto o el arte conceptual, Neel pintaba cuadros —en su mayoría retratos— más próximos al figurativismo y al expresionismo alemán, llenos de profundidad psicológica. La artista realizó numerosos desnudos, representando el cuerpo de un modo realista, sin embellecimientos ni florituras, mostrándolo en toda su diversidad. En sus obras decía que pretendía «coleccionar el alma» de las personas que retrataba, entre ellas Andy Warhol o Linda Nochlin.
Con Autorretrato, Neel se convierte en una de las primeras artistas en retratarse a sí misma desnuda en el periodo de la vejez, cuando tenía exactamente 80 años. Comenzó el cuadro a mediados de los setenta, lo abandonó y volvió a él cinco años después cuando fue invitada a participar en una exposición en la Harold Reed Gallery de Nueva York en 1980. En la obra vemos a Neel desnuda, sentada con naturalidad en una butaca de rayas en su estudio. La artista se pinta con el pelo blanco, sin disimular su rostro envejecido, las arrugas de su piel o la flacidez de su estómago, signos de ancianidad que a las mujeres mayores se les enseña a ocultar. Ella es el foco claro de la composición: su cuerpo blanco y perfilado en azul sobresale en un fondo de colores vivos, su mirada fija se encuentra con la nuestra y sugiere aceptación, seguridad y confianza en sí misma.
Alice Neel subraya su identidad de artista al representarse con las herramientas propias de su profesión, mirando directamente hacia el espejo que habría usado para capturar su imagen. De este modo, la obra parece reclamar su espacio en una larga tradición de autorretratos masculinos como los de Durero o Velázquez. Centrando la mirada del observador en un cuerpo femenino y anciano, Neel interroga directamente a una sociedad sexista y discriminatoria que no está acostumbrada a ver cuerpos como el suyo en las salas de los museos o en las páginas de la historia del arte. De este modo, pone de manifiesto una vez más la coherencia y compromiso político que marcaron su vida y producción artística.