Obreros
Un retrato colectivo de la más grande artista brasileña.
Tras su fase más experimental en la que llevó las vanguardias a Brasil, Trasila do Amaral, la pintora más importante del país se dedicó a un arte más social. Se hizo comunista.
Es un cliché muy repetido en esta página, pero así fue. Amaral viajó incluso a la Unión Soviética de los años 30 y vivió la realidad del marxismo llevado a la práctica. A su vuelta a Brasil participó activamente con el Partido Comunista Brasileiro y sus cuadros se empaparon de temática política y social.
La artista plasma aquí la industrialización que estaba viviendo Brasil (hasta ahora una nación agrícola y exportadora, dominada por una aristocracia rural), que atraía trabajadores de todo el mundo y que traía como consecuencia también la marginalización y la explotación de la nueva clase social y el crecimiento de grandes metrópolis como São Paulo y Rio de Janeiro.
Fueron construidas grandes fábricas bajo la protección del gobierno de Getúlio Vargas y se multiplicaron los obreros urbanos que trabajaban en la mayoría de los casos en pésimas condiciones. La explotación laboral, el control gubernamental de los sindicatos y la falta de perspectiva de la nueva clase proletaria hace que aumenten las huelgas y por lo tanto la represión de un gobierno autoritario a grupos de izquierdas (la propia artista fue detenida y pasó un mes en la cárcel).
Por ello la gran Tarsila do Amaral muestra aquí un retrato colectivo de los trabajadores, de todas las razas, sexos y edades, que como vemos no tienen caras de felicidad precisamente, sino tristeza, indiferencia y sobre todo cansancio. Es un retrato que ejemplifica la masificación y las condiciones de vida en las ciudades y hoy en día está más vigente que nunca.