
Pala Pesaro
Buscando modernizarse.
Dos auténticas joyas de Tiziano se encuentran en la misma Basílica de Venecia. Una es la Asunción de la Virgen, que ocupa una posición protagonista en el edificio, dotado de una luminosidad inédita, característica de la paleta del artista, con unos tonos brillantes y un amarillo tan intenso que da la sensación que el cuadro irradie luz propia. Pero la obra que estamos a punto de comentar tampoco se queda atrás, y esta es la Pala Pesaro.
Recibe el nombre de Pesaro por su comitente, Jacopo Pesaro, que estaba más que orgulloso de sí mismo porque se había convertido en el primer condottiero (que vendría a ser un mercenario) que venció al ejército turco, y más adelante se convirtió en obispo de Pafos, en Chipre. Como era habitual en la época, el comitente está presente dentro de la pintura, es el hombre con armadura arrodillado a la izquierda, junto a cautivos del ejército perdedor y otro caballero, que sostiene el estandarte de Alejandro VI, el Papa de aquella época.
En el extremo derecho, Tiziano pinta a otros miembros de la familia Pesaro, entre ellos un niño, que nos mira fijamente a nosotros, los espectadores. La familia rinde sus respetos a San Pedro y por supuesto a la Virgen con Jesús en su regazo, acompañada de dos frailes franciscanos.
La originalidad de la obra recae en la composición de la escena. Tiziano busca modernizarse y alejarse del orden y el clasicismo. La disposición de las figuras y el zig zag de sus miradas provocan que la obra no sea en absoluto simétrica ni equilibrada.
Tiziano rompió con una tradición de siglos: colocar a la Virgen y al niño en una posición que no es la central en la obra, ya que quedan situados en el lateral. Con ello, dota al retablo de un mayor dinamismo y movimiento, anticipándose a las composiciones más propias del arte barroco. Fijaos, por ejemplo, también en los ángeles o putti en la parte superior, sobre unas nubes: uno de ellos nos da la espalda, le vemos su culito de bebé y no la cara, y el otro mira hacia arriba, porque está entretenido sosteniendo la cruz, símbolo que hace referencia al futuro del Mesías, a la Pasión. Que ninguno de ellos mire hacia abajo o que no estén más estáticos es una decisión del artista de lo más novedosa.
Por último, debemos alabar el color y la luminosidad de la pintura, puesto que Tiziano fue uno de los grandes exponentes de lo que conocemos como la Escuela Veneciana, en la que predomina siempre la composición lumínica y atmosférica por encima del dibujo. Usa un claroscuro que da mayor realismo y profundidad a esta pintura, y destaca el colorido intenso en las túnicas de San Pedro o de la Virgen, ya que Tiziano siempre tenía en su taller los mejores pigmentos, y también los más caros.
Tiziano