Pareja en la playa
Rotunda monumentalidad.
En los años 20, después de experimentar con todas las vanguardias habidas y por haber, Josep de Togores decide «volver a la normalidad» y retoma la figuración clásica de toda la vida. Es lo que conocemos como un retorno al orden.
En la idílica Provenza francesa, Togores deja atrás la crudeza de su etapa de Nueva Objetividad y poco a poco va abrazando ese Novecentismo con estética art decó en boga en esos años. Y es que hay tiempos en los que los artistas se cansan de tanto experimentos y vuelven a ese faro que es el clasicismo, que siempre va a estar a ahí, que siempre funciona.
Con esta Pareja en la playa, Togores pinta dos monumentales desnudos (casi estatuas) que se confunden uno con otro y que a su vez se confunden con el paisaje (una arena y un agua del mar sorprendentemente neutros). Una unión de tonos cálidos que quizás evocan a un verano que se está acabando.
El pintor opta por violentos escorzos, por un dibujo muy concreto, muy rotundo, y una luz a lo mejor un poco melancólica (¿no hay algo de otoñal en ella?) para mostrar el amor entre dos cuerpos muy sólidos que interactúan con miradas de tranquilidad, con caricias en los cabellos, con pasar el tiempo tirados en la arena.