Peter Reed
El clasicismo de los glúteos apretados de un bailarín.
Robert Mapplethorpe conoció a Peter Reed —dueño y señor de ese culo— en Mineshaft, el jardín nocturno favorito del fotógrafo donde solía recolectar las más bellas flores de Nueva York para después fotografiarlas tranquilamente en casa. Durante los varios meses que duró la relación entre los dos hombres, Robert hizo posar a Peter danzando muy estirado (era bailarín clásico de profesión), recostado cual Cristo yacente, en variados escorzos, frontalmente y en contorsión fetal, con calentadores (son los ochenta), sin ellos, semidesnudo, muy desnudo, etc…
He aquí, como resultado, un claro ejemplo de lo que mejor sabía hacer el neoyorquino: esculpir a golpe de «click» a través de su ojo clasicista; ¿no te recuerdan esas nalgas simétricas, duras y juguetonas en sus sombras al culo del David de Miguel Ángel? En esta imagen —qué es casi un juego óptico— el artista nos invita a la contemplación en plan roca granítica en un jardín zen, de los glúteos apretados del bailarín; pedazo de carne donde se ciñen unas mallas que reemplazan su propia piel.
El reto «moral» que se nos lanza es meramente técnico: se trata de escala y punto de vista. ¿Quién no ha disfrutado en alguna ocasión de los traseros de los Peter Reeds de turno desde la lejanía en su butaca del teatro?
El fotógrafo descontextualiza radicalmente el motivo, erotizando la cotidianidad del uniforme de ballet, plantándonos el culo en los morros, en un primer plano y muy cercano al tamaño real.
En 2010 Scissor Sisters (una de las bandas más divertidamente camp de Estados Unidos) utilizó la fotografía para ilustrar su álbum Night Work. Tan contentos llamaron a la puerta de Facebook para ser promocionados en la red, mas fueron rechazados por la compañía: la portada les pareció inapropiada y excesivamente explicita.
Tal decisión confirma que en este siglo como en el pasado, Mapplethorpe sigue siendo fiel catalizador de una parte de la moralidad estadounidense.