El rapto de Ganímedes
Un cuadro sobre la etapa gay del lujurioso Júpiter.
Al dios Júpiter (el Zeus romano) no solo le iban las tías, sino que de cuando en vez se encaprichaba de algún joven efebo y directamente lo raptaba para convertirlo en su amante. Que se lo pregunten a Ganímedes.
Siguiendo su modus operandi, el dios siempre se disfrazaba de alguna cosa para llevar a cabo el rapto, y en el caso del joven Ganímedes, Júpiter decidió convertirse en águila. Volando hacia el joven, lo enganchó con sus garras y se lo llevó.
Con el tiempo la relación llegaría a más e incluso Júpiter acabaría nombrando a Ganímedes copero de los dioses, cosa que gustó a todas las divinidades menos a Juno, esposa de Júpiter, que evidentemente se tomó muy mal la enésima infidelidad de su marido.
Al final este mito se convirtió en una alegoría del amor homosexual y también de su aceptación por la sociedad.
De toda esta historia, Rubens elige el momento del rapto mismo, lleno de violencia, dinamismo y voluptuosidad, marcas de la casa. El águila agarra con fuerza al joven efebo para llevárselo «más alla del arco iris».
El pintor flamenco no escatima en referencias al acto sexual, destacando sobre todo ese evidente símbolo fálico del carcaj con las flechas, que remite sin ninguna duda a un miembro en erección.