Saturno devorando a su hijo
No es el de Goya el único padre caníbal del Museo del Prado.
Saturno, Dios del tiempo, se fue comiendo uno a uno a sus hijos por miedo a que lo destronaran. Este simpático Dios ya había castrado a su padre Urano y tirado el escroto al mar (de la espuma nació Venus). Su hijo Zeus se salvó porque lo engañaron dándole una piedra envuelta en pañales que Saturno se tragó sin darse cuenta del engaño.
No pasó lo mismo con este otro recién nacido que vemos aquí: Verdadero gore que hoy estaría prohibido mostrar en cualquier museo al alcance de los niños.
Sin embargo, en el siglo XVII estas cosas estaban de moda (era el barroco pleno) y esta obra de Rubens fue pintada decorar la Torre de la Parada, pabellón de caza del rey Felipe IV.
La escena es increíblemente violenta. Ese mordisco es tan terrorífico como la cara de dolor que pone el pobre niño.
Las tres estrellas que aparecen en la parte superior del lienzo representan al planeta Saturno, que en la época no se habían descubierto sus anillos y parecían tres estrellas alineadas.