Plato bajo pescados de Georgia
Albright mezcló realismo extremo con una paleta hiperviolenta.
El pintor Ivan Albright fue un tipo muy interesante. Al parecer se pasaba muchísimo tiempo creando sus cuadros, a veces con pinceles de un solo pelo, y trabajaba en un estudio que había pintado de negro para que la iluminación no influyera negativamente en sus cuadros, llegando al punto de vestir él mismo con ropas de ese color para eliminar cualquier posible resplandor.
Eso se traducía en obras de una gran precisión y minuciosidad, que unidas a una paleta -llamémosle violenta- (suya es la frase: «Un color es tan fuerte como la impresión que crea»), dan como resultado obras que van desde lo oscuro y misterioso a espectaculares bodegones como estos pescados sobre un plato.
Albright empezó a pintar influido por Francisco de Goya o El Greco y se fue convirtiendo paulatinamente en un pintor de gran expresividad pero con un estilo meticuloso y pormenorizado, como vemos en las escamas de los peces, de gran realismo.
Por que eso es lo que los críticos de la época llamaron a la obra: «realismo mágico». «Realismo» porque sus obras a veces parecen objetos, personas o paisajes inquietantemente reales, pero «mágico» porque este realismo era del todo irreal, filtrado a través de un punto de vista excesivamente exagerado y anormal.