Primavera
Ya es primavera en el hemisferio sur.
Todo un academicista este Cot, que tuvo como maestros nada menos que a Alexandre Cabanel y William-Adolphe Bouguereau. Con este bagaje es normal que saliera un niño prodigio de la pintura francesa que tendría un éxito descomunal con cuadros como este, pintado a los 35 años. Aunque cierto es que en esa época, para los jóvenes franceses más chic se llevaba ser un poco más «antisistema» y pintar «impresiones» más que alegorías de niños en columpios.
De todas maneras es fácil entender porqué gustó tanto esta pintura al populacho. Es una obra que se puede disfrutar y para ello no hace falta tener ni puta idea de arte. No es sesuda ni complicada a nivel conceptual. Es una alegoría muy básica pero muy comprensible sobre el primer amor. Y además se ve que está pintada mejor que bien. Técnicamente, no se puede acusar a Cot de no conocer su oficio. ¿Y quién no la querría para decorar su salón con un tema amable y coqueto sobre el amor…? De hecho, no hay ni que tener el cuadro. ¡Es una imagen perfecta para reproducirla en postales, porcelanas y tapices!
¿Que para algunos puede parecer un poco cursi, sentimental y chabacana? Quizás ahí está lo bonito del arte. Que lo podemos ver de distinta manera.