Retrato de Max Ernst
Amor congelado.
—¿A dónde va usted tan elegante Sr. Ernst?
Quizá Leonora pensó esta frase al imaginarse a Max Ernst con este outfit la primera vez que le vio, en una cena en Londres en 1937.
Debió ser amor a primera vista ya que ambos artistas empezaron una relación poco tiempo después de ese primer encuentro, a pesar de la diferencia de edad (Ernst veintiséis años mayor que ella) y el hecho de estar casado.
«Me enamoré de los cuadros de Max antes de enamorarme de él».
Leonora Carrignton.
Cerca de Avignon, Francia, pintó este retrato, concretamente en Saint Martin D’Ardéche.
En él se encuentra Ernst, con el pelo blanco, mirando de perfil al espectador con un atuendo un tanto llamativo. El «look» se compone de un abrigo, quizá de plumas de avestruz, en color burdeos, largo en su parte trasera que finaliza en una pequeña cola de sirena (clara referencia mitológica). Junto a la composición estilística, destacan los calcetines amarillos a rayas verdes (o quizá azules); mostrando tan solo el pie derecho, como si quisiera adelantar el paso, o salir huyendo. Como complemento, y sujetándolo también con la mano derecha, una gran farola o linterna de color verde esmeralda, que esconde en su interior un pequeño caballo que está atrapado flotando en una especie de líquido que contiene el recipiente.
Es un paisaje invernal y gélido, en tonos verdosos. Al fondo, podemos apreciar otro equino, estático, también de perfil, con los ojos cerrados y completamente congelado. Probablemente se encuentre en modo hibernación soñando con la primavera que le espera.
Y aún más al fondo, icebergs representados por estructuras que acaban en punta, como pequeños castillos formados por el hielo.
Se puede casi respirar el frío que emana de la obra, que, con el lago en medio también en tonos verde oscuro, divide el retrato en primer y segundo plano.
Símbolo de libertad, determinación y coraje, el caballo forma parte del imaginario surrealista de Carrington como su alter ego, plasmándolo en sus primeras obras en diferentes situaciones, posturas y colores.
En esta obra, tanto el caballo congelado al fondo como el encapsulado dentro de la linterna, tienen diferentes lecturas. Pueden hacer alusión a la propia Leonora y la dependencia emocional que siente hacia Ernst, o también, a la relación entrecortada o «congelada» entre ambos debido a la Segunda Guerra Mundial; separándolos definitivamente, llevando a Ernst a la cárcel en Francia por ser alemán y «enemigo extranjero» y, posteriormente a este suceso, también perseguido por la Gestapo.
Por otro lado, Carrington, huye de Francia a España, donde sufre graves episodios de estrés agudo.
Debido a estas duras experiencias vitales, la relación entre Leonora y Max se enfria al igual que este cuadro, alejando a ambos y rehaciendo sus vidas con otras parejas, pero sin mucha suerte. Ernst siempre confesaría que Carrington fue el amor de su vida, y como prueba gráfica de ese amor pintaría en 1940 Leonora a la luz de la mañana.
Leonora, por su parte, se asentaría en México donde pasaría el resto de su vida, hasta su final, a los 94 años, en 2011.