Quería ser pájaro
Mola un huevo.
En sus memorias Leonora Carrington escribió: El Huevo es el macrocosmos y el microcosmos, la línea de inmersión entre lo Grande y lo Pequeño que impide ver el Todo. Poseer un telescopio sin su mitad esencial, me parece un símbolo de la más oscura incomprensión
El huevo ha formado parte de numerosos mitos, tales como el «huevo cósmico» o el nacimiento de Helena de Troya, y tiene complejas connotaciones de diferentes simbolismos, desde la creación hasta la pureza. Dentro del movimiento surrealista aparece frecuentemente como un símbolo de regeneración tanto en las obras de Magritte como en algunas de Dalí.
Para la pintora Leonora Carrington el huevo va más allá del cuerpo geométrico, porque en él se encierra la magia, la alquimia y el poder de lo femenino. No solamente lo veremos aparecer en diversas pinturas sino que también en el teatro ocupa un lugar, dado que en ese mismo año escribe la obra Opus Siniestrus: The Story of the Last Egg.
Este cuadro está fuertemente cargado de teatralidad, dentro de un espacio con una representación escenográfica donde la figura del actor mexicano Enrique Álvarez Félix, hijo de la actriz María Felix, aparece vestido con un extraño atuendo que muestra como su cuerpo empieza a cambiar mientras realiza un conjuro para que se cumpla su deseo de ser un pájaro.
El título de la obra Quería ser pájaro puede ser la manifestación de los deseos de lograr metamorfosearse en otra criatura, una criatura libre que surge del huevo, como las aves que aparecen en el cuadro para liberarse de ataduras.
En pocas palabras, este cuadro mola un huevo.