Retrato de Van Gogh
Coloso retrata a coloso.
Henri de Toulouse-Lautrec retrató a pastel sobre un cartón a su compañero y amigo Vincent van Gogh.
En esos tiempos tanto Vincent como Henri estaban todavía en fase de aprendizaje. De hecho daban clase de pintura en el atelier libre de Fernand Cormon. Henri era un chaval de 23 años y Vincent tenía ya 34, pero ambos tenían pasiones similares. Una era por supuesto la pintura, que querían revolucionar y hacerla avanzar (desde luego lo consegurían), en parte gracias a que uno se influenciaba de los hallazgos del otro.
La otra pasión era el ocio nocturno parisino. No había taberna del barrio de Montmartre que no conociera a estos dos, Henri con su metro y medio de estatura, Vincent con su agresiva intensidad, con ese fuego incontrolable en su actitud y su pelo.
Lautrec retrata en uno de estos bares a Vincent de perfil (de hecho es la única imagen de Van Gogh que tenemos de perfil) con su copa de absenta en la mesa y, como excelente retratista que era, consigue captar de manera brillante tanto el físico como la personalidad del retratado.
Los dos amigos expusieron juntos en 1887 en el Café du Tambourin, donde seguramente esté ambientado este retrato. Era propiedad de la modelo Agostina Segatori, que mantuvo una breve y tormentosa relación con Van Gogh. Al parecer el pintor le pagaba las cuentas con obras de arte. Unas absentas a cambio de un Van Gogh.